POEMA DE LA SEMANA Al margen indomable [Fragmentos] | Luis Cortés Bargalló


Esta semana les presentó un fragmento del libro Al margen indomable de Luis Cortés Bargalló (1952). Cortés nació en Tijuana, Baja California, el 19 de enero de 1952. Estudió las carreras de comunicación y letras mexicanas en la Universidad Iberoamericana y en la UNAM, y música en el Conservatorio Nacional de Música. Además de poeta, es traductor, antólogo, investigador y editor. Ha publicado seis libros de poesía: Terrario (1979), El circo silencioso (1985), La soledad del polo (1990), Al margen indomable (1996), Por el ojo de una aguja (1999) y Filos de un haz y envés (2007). Es autor de las antologías Piedra de serpiente. Literatura de Baja California (1993) y Connecting Lines. New Poetry from Mexico (2006).


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Toda la noche un rumor que ronda en la jaula de agua.

(Ruido que articula sonidos que forman un vaho como cuerpos que tocan a la puerta del oído que abren desde adentro como embriones y rizomas espirales esqueje mugrón de nombres que se abisman al encuentro en los demás sentidos que rompen sus larvas en el laberinto que buscan su media naranja su doble pluma su nomeolvides como un corazón con el cascarón roto que anda perdido toda la noche por los rincones del cuerpo y clama con un rumor de cuerda que es un león alado una cabra una macarela una caballa víbora que ronda galopa olfatea arrastra su camino da la vuelta y forma un círculo repite y se arrepiente hasta disolver perderse nuevamente en el hueco de sus navegaciones pasos y pisadas alas invisibles garras sobre la percha en el péndulo grave y linterna oscilante pía brama silba canta balbuce siente sed en jaula de agua.)

Toda la noche un rumor que ronda en la jaula de agua.


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Sondeando el oído, a veces la cala, el hueco estruendo animal en el arrecife: piedras vivas: piel de foca: branquias abiertas del escollo. Celda y alvéolos, prominencia del hueco. Vulva castalia que succiona torrentes fosfóricos, pneuma.

Éstas son las ofrendas, o simples rasguños en la superficie:

En la arena, vidrio y oro de moscas, la trenza verde ámbar de una diosa desnuda y sin nombre; los aderezos triturados, los listones rojos salpicados de ceniza; una sola trenza sin cabeza, revuelta tras el festín, olor a tuétano y a huesos limpios.

En el aire frío, rondas de ángeles con túnicas zafiro pegadas al cuerpo de cristal. Canto. Pliegues y mangas radiales, círculos de plumas blancas.

Cubierto por la cobija de luz que en ese punto se deshilacha por el viento, el cuerpo de una gaviota muerta, seco, diamantino. Renovado retoma por su cuenta el vuelo, revive en un destello.
Máscaras de murciélagos, toros, monos, cerdos, tigres, iguanas, delfines, con pieles de alcornoque y eucalipto.

Las gemas arrancadas de los ojos y del sexo donde ahora florean los oleajes como jirones de ropa vieja.


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Tras la espuma, allá en el día corredizo, con el lomo lanceado bajo el paladar de nubes.
Su insoportable sombra paralela viaja, raja con sus quillas, con su diente verde y amarillo, el gis de la neblina.


Fotografía | Paseo de la fama Tijuana

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