
Nadia Contreras (NC): Bienvenidos a una nueva emisión de Laguneros por el mundo, Laguneros por México. Soy Nadia Contreras y esta transmisión es una iniciativa del Instituto Municipal de Cultura y Educación de Torreón, junto con la Coordinación de Literatura. Hoy tenemos el honor de recibir a la destacada académica e investigadora, doctora Enriqueta Guadalupe del Río Martínez, quien nos acompañará para conversar sobre su trayectoria, su relación fraterna y cercana con Rafael del Río, así como su experiencia como lagunera que ha dejado huella más allá de nuestra región.
Me siento muy contenta de que nos acompañe, doctora. A lo largo de esta charla exploraremos temas de poesía, literatura, ética, humanidades y la presencia histórica de la mujer en los medios de comunicación. También hablaremos de su libro Bajo el azul impávido, que nos invita a reflexionar sobre la memoria, el silencio y la espiritualidad. Asimismo, abordaremos un gran tema: la migración, con todas sus implicaciones políticas, culturales, sociales y económicas y la búsqueda poética que caracteriza siempre su obra. Bienvenida, doctora.
Enriqueta Guadalupe del Río Martínez (EGdelRM): Muchas gracias, maestra Nadia. Quiero agradecer de antemano al Instituto Municipal de Cultura y Educación de Torreón y a la Coordinación de Literatura por el interés en mi persona y en el trabajo de Rafael del Río, que hace algunos años fue destacado en una colección que rescataba la obra de coahuilenses que abrieron camino a la cultura y la literatura, especialmente desde mediados del siglo XX.

RAFAEL DEL RÍO Y LA MEMORIA FAMILIAR
NC: Vamos a comenzar la entrevista con un tema fundamental: Rafael del Río. ¿Qué significa su presencia para usted? ¿Cómo fue su relación con él y qué recuerdos guarda de su infancia en Torreón, una etapa tan importante para todos nosotros?
EGdelRM: Mis recuerdos de niña sobre él son muy vagos. Lo visité en algunas ocasiones en un departamento cerca de la Alameda, donde vivía con su nieta Betina, que es de mi edad. Sin embargo, realmente conocí a Rafael del Río principalmente a través de las alusiones familiares. Algunos de mis hermanos mayores tuvieron un contacto cercano con los hijos de Rafael y de mi tía Socorro y también estaba la fuerte relación fraterna entre mi padre, Luis Felipe del Río y él.
Esa cercanía quedó plasmada en un mural del edificio de Gobierno Municipal, que narraba la historia de Torreón comenzando con el paso del tren. En él aparecían retratadas personalidades que contribuyeron al crecimiento de la Laguna en las primeras décadas del siglo XX. Rafael estaba representado como poeta y escritor, mientras que mi padre, Luis Felipe, aparecía como colaborador de la prensa, además de abogado, profesión por la que muchos lo recuerdan.
Su relación siempre fue estrecha y muy respetuosa, aunque cada uno siguió caminos distintos en lo escritural. Yo tuve la oportunidad de acercarme a la obra de Rafael del Río a través de mi disertación doctoral, entre 2012 y 2016. Ese trabajo fue posible gracias al legado que sus hijos me confiaron: libros y pertenencias que despertaron en mí el interés no solo por conocer su obra, sino por difundirla como parte de un legado humano, literario y cultural de enorme importancia para la región.
NC: Con esta primera respuesta queda claro el contacto que usted tuvo con Rafael del Río. Sabemos de su importancia y por ello el Instituto Municipal de Cultura y Educación de Torreón publicó Rosa del desierto, la poesía (Colección Viento y arena, 2023), un libro recopilatorio, una antología en la que usted, doctora, estuvo muy involucrada. Ese volumen cuenta con un prólogo suyo, y agradecemos, a nombre del Instituto y del arquitecto Antonio Méndez Vigatá, que haya permitido la publicación de la obra.



EL LIBRO BAJO EL AZUL IMPÁVIDO Y LA MIGRACIÓN
NC: Avancemos un poco más. Me gustaría profundizar en su libro Bajo el azul impávido, que me impresionó mucho por su temática. Lo primero que llama la atención es el título: el azul impávido. ¿Qué significado personal tiene este color para usted?
EGdelRM: La obra Bajo el azul impávido refleja el cielo lagunero. Entre los recuerdos más nítidos que guardo de mi tiempo en la Laguna —aunque seguimos visitándola eventualmente— están el desierto, el cielo y algunos lugares cercanos a mi casa, en la zona de la Alameda y la Colón. Ese azul se convirtió en un testigo del caminar migrante, de las personas en movilidad.
Para mí, el cielo no es solo un cobijo bajo el cual transitan quienes dejan un lugar por otro, sino también la imagen de su impavidez. Los laguneros lo entenderán: cuando el calor es sofocante en Torreón o cuando el invierno se siente con crudeza, el cielo permanece inmutable ante nuestras dolencias. Así también se mantiene inmutable ante el drama de quienes han decidido abandonar sus hogares y cruzar nuestro país, en lo que algunos llaman “el paso de la muerte”, el tránsito del sur al norte.
Metafóricamente, ese cielo también nos refleja a nosotros: a veces somos tan bellos y luminosos como el azul pero al mismo tiempo permanecemos impávidos ante las circunstancias que viven quienes migran y coexisten con nosotros, en Torreón, en la frontera o aquí en Monterrey. El título del libro responde justamente a esa idea.
**La doctora leyó algunos poemas de su libro. Si desean escucharlos, les invito a ver la transmisión disponible al final de esta entrevista.
LITERATURA Y POETAS EN LA LAGUNA
NC: Veo entonces que su obra guarda elementos muy importantes de la ciudad de Torreón. Y volviendo a lo que mencionaba antes: además del cielo azul, ¿qué otros recuerdos conserva de la ciudad?
EGdelRM: En primer lugar, el entorno familiar, que fue mi mayor alimento. Nuestra casa estaba llena de libros, música y también de la tradición taurina; siempre había mucho movimiento y gente alrededor. Mi padre, enamorado de su biblioteca, nos transmitió el amor por los libros. En el mismo entorno, la docencia fue una constante: mis padres, mis tíos, tías, hermanos y hermanas fueron docentes y dejaron huella en muchas generaciones de la Laguna.
Aunque me fui pronto de Torreón con la intención de no dedicarme a la enseñanza, finalmente esa vocación estaba en la familia: entre mis hermanos hay médicos, un veterinario, profesores, licenciados en letras y, en distintos campos, todos hemos compartido el camino de la docencia. Ese entorno familiar fue y sigue siendo, un alimento invaluable para mí.
De la ciudad, recuerdo con cariño la Alameda, la calzada Morelos, la calzada Colón, la catedral, el correo —donde enviábamos y recibíamos innumerables cartas— y la Plaza de Armas, frente a la cual, en la calle Cepeda, estaba el despacho de mi padre. En aquella época teníamos la libertad de recorrer las calles, de aprendernos sus nombres y de sentirnos parte de la ciudad. Hoy existen otros recursos pero guardo esos recuerdos con especial afecto.
NC: ¿En dónde se ubicaba la casa familiar?
EGdelRM: En la calle Leandro Valle, entre Ocampo y Escobedo, a dos o tres cuadras de la Colón y de la Alameda. Esa zona, que hoy ha crecido y se ha remodelado, me dio una grata sorpresa cuando encontré la calzada de los personajes ilustres en la Alameda, un homenaje a quienes dieron vida a Torreón en el pasado.
Lo que Rafael del Río hizo, tanto en lo humano como en lo literario, fue muy significativo. Primero en Saltillo, siendo muy joven y después en Torreón, ya con más experiencia. En Saltillo, junto con dos compañeros, dirigió una hoja literaria llamada Papel de Poesía. Su intención era ofrecer una nueva perspectiva de la literatura, acorde con lo que estaba ocurriendo en ese momento.
Sin desmerecer el trabajo de poetas que seguían las corrientes del romanticismo o del modernismo de finales del siglo XIX e inicios del XX, ellos percibieron que el pulso literario iba en otra dirección. Con enorme esfuerzo —recordemos que entonces todo se hacía por correo postal y las noticias tardaban en llegar— establecieron lazos con la Ciudad de México, con Hispanoamérica y con España. Gracias a ello publicaron en su hoja literaria textos de escritores que en ese momento estaban comenzando, como Xavier Villaurrutia, José Gorostiza, Bernardo Ortiz de Montellano, Octavio Paz y Alí Chumacero.
Lo valioso de Papel de Poesía era que no solo difundía nuevas formas de hacer literatura, sino que también incluía poemas de sus editores y de otros escritores emergentes. Era un trabajo incluyente y democrático, que colocaba en un mismo plano a la provincia y a la capital.
De hecho, mi tesis doctoral se centra en esa enorme distancia entre centro y periferia, entre capital y provincia. Este esfuerzo fue clave para que Rafael del Río pudiera trasladarse a la Ciudad de México, donde colaboró en Letras de México con José Luis Martínez y convivió directamente con muchos de esos poetas.
NC: Qué interesante, doctora. Volviendo un poco a Torreón y a su relación con la literatura, ¿tuvo también contacto con otros poetas de la ciudad durante el periodo de Rafael del Río?
EGdelRM: En realidad, no. Rafael del Río, después de su estancia en México, no regresó a Saltillo sino que se trasladó a Torreón. Allí, junto con otros compañeros notables, fundó el Liceo de la Laguna y el Ateneo Lagunero, dando un gran impulso a la vida cultural.
Ellos observaron que, paralelamente al auge económico, la Laguna necesitaba también un cultivo del espíritu que ampliara los horizontes, abriera nuevos pensamientos y fortaleciera el crecimiento integral de sus habitantes. De ese esfuerzo surgieron publicaciones periódicas fundamentales, como Cauce y Nuevo cauce. En ellas no solo publicaban sus propias obras, sino que ofrecían espacio a otras voces.
Un aspecto muy importante de esa época fue la relación con poetas peninsulares como Pedro Garfias y León Felipe, quienes pasaban temporadas en la Laguna o en Monterrey. Además de abrirles fuentes de trabajo, hubo un intercambio cultural muy enriquecedor, que ayudó a moldear una poesía distinta, nutrida de la tradición de la Generación del 27 y de las corrientes literarias españolas.
También, gracias a la labor de Rafael del Río como preceptor de Enriqueta Ochoa, ella se inició en la poesía: él le dio sus primeras lecturas, revisó sus poemas y publicó su primera obra, Las urgencias de un Dios, en 1950, bajo el sello de Papel de Poesía.
En cuanto a mi experiencia, tuve la oportunidad de conversar con la señora Enriqueta Ochoa en una ocasión, antes de iniciar mi tesis doctoral. En aquel tiempo tenía la intención de otro proyecto que suspendí mientras vivía en Veracruz. También conocí a escritores más jóvenes; más adelante tuve contacto con Pancho Amparán en una breve estancia tras mi graduación y colaboré con Jaime Muñoz Vargas. Sin embargo, no he estado muy vinculada personalmente a ese círculo. Mi acercamiento ha sido, sobre todo, a través de la lectura y la investigación.
POESÍA Y MIGRACIÓN
NC: Gracias por acompañarnos en este recorrido de la memoria. Quiero volver al libro, porque me interesa abordar el tema de la migración, que es central en Bajo el azul impávido. Ya nos adelantaba su asombro y la manera de hacer tangible ese azul del cielo de Torreón pero la migración, sin duda, aparece como un elemento importante en su obra.
Las voces de quienes se desplazan, el exilio y la pérdida son elementos presentes desde la primera hasta la última página. Mi pregunta es: ¿por qué decidió abordar un tema tan difícil e impactante desde la poesía y no desde otros géneros, por ejemplo?
EGdelRM: Yo siento que me expreso mejor en el ámbito de la poesía. Además, he tenido la oportunidad de convivir con la causa migrante durante más de 13 años, participando en uno de los albergues de Guadalupe, Nuevo León y formando parte de un consejo que apoya a la Casa del Migrante. El contacto directo con personas en movilidad me hizo pensar que era necesario abordar este tema desde distintos frentes, invitando a otros a tener una mirada distinta a la que ofrecen los periódicos, las estadísticas o las noticias que muchas veces criminalizan a los migrantes.
Creo en el poder del arte y la poesía: la experiencia estética nos puede situar en un plano que nos conmueva, que nos active, que nos haga ver desde otra perspectiva que las personas en movilidad no son solo cifras —cuántos murieron hoy, cuántos deportaron, cuántos no obtuvieron visa o vendrán en caravanas—, sino seres humanos con voz propia, muchas veces no escuchada.
En la obra, algunos poemas cortos titulados “Entre voces y silencios” buscan rescatar fragmentos de testimonios de migrantes, obtenidos a través de conversaciones o entrevistas. Otros poemas reflejan mis encuentros y reflexiones personales, esos destellos que surgen de una plática, de una experiencia, de una mirada. Cada poema tiene, en ese sentido, su propia historia.
La obra está dividida en cuatro partes. La primera “Éxodo”, aborda directamente el tema del exilio. La segunda “Bajo el azul impávido”, recoge poemas relacionados con el trayecto de estas personas. La tercera parte, “Torva mirada”, refleja nuestras reacciones como sociedad frente a los migrantes. La cuarta “Una mirada oblicua”, habla de cómo a menudo eludimos o nos quedamos sin palabras frente a algo que no sabemos afrontar, no necesariamente porque no queramos, sino por miedo o por las ideas preconcebidas que tenemos sobre ellos, alimentadas por un imaginario social.
La última sección “La casa”, se centra en los espacios de acogida: albergues que, a lo largo del país, representan para los migrantes lugares donde pueden descansar y encontrar un respiro.
NC: Otro tema que quería preguntarle tiene que ver con la melancolía y la esperanza y cómo en el libro ambos elementos buscan un equilibrio. Ante un tema tan complejo y con tantas aristas, ¿cómo logra equilibrar la melancolía, la esperanza y la presencia de la muerte en su poesía?
EGdelRM: La melancolía es algo que me resulta difícil eliminar de mi poesía, incluso cuando trato otros temas. He descubierto que, quizás, es una característica personal que me conecta con Rafael del Río. Él escribe en un poema sobre "ese destino de cristal herido" y siento que algo de ese tono melancólico permea naturalmente mi obra, sin importar las voces líricas, los temas o los tiempos.
No obstante, creo que debo mucho a mi madre: soy una persona con ánimo y con deseos de contagiar ese ánimo a quienes me rodean. Tengo fe y esperanza en que podemos construir puentes, hermanarnos más a través del amor y de nuevas miradas. Tal vez ahí se encuentra el equilibrio entre la melancolía y la esperanza.
Ciertamente, es un reto invitar al lector a acercarse a textos que duelen. Sin embargo, muchos poetas nos han guiado hacia experiencias profundamente dolorosas y nos hemos dejado acompañar por ellas. Creo que mi intención va por esa misma línea: mostrar el dolor pero también la posibilidad de esperanza.
NC: Otra pregunta que quería plantearle tiene que ver con la relación que Bajo el azul impávido guarda con la herencia poética de Rafael del Río. Usted ya nos mencionó la melancolía; ¿hay algún otro elemento en el que se establezca un diálogo entre ambas voces?
RAFAEL DEL RÍO: HERENCIA POÉTICA
EGdelRM: Creo que la poesía de Rafael del Río es breve pero muy precisa. Quizás esto se deba a que él se orientó hacia lo que se llamó “poesía pura”. La poesía pura es una poesía depurada, que deja atrás la anécdota y evita contar algo de manera narrativa extensa, como ocurre en la poesía descriptiva o narrativa muy vívida.
Para él, cantar la poesía implicaba ser muy exigente en el trabajo poético: depurar el lenguaje, hacerlo más críptico y, a veces, más difícil de comprender. En mi propio proceso escritural, siento que, sin proponérmelo, sigo un camino similar: se instalan silencios en la poesía, voces que hablan y luego se callan, que dicen poco y lo dicen en pocos versos. Tengo algunos poemas más extensos pero en general ese tono de silencio y economía de palabra es algo que, sin duda, aprendí de leerlo a él y a otros poetas de su época.
NC: Justamente, ese silencio resulta muy interesante en su obra: plantea grandes preguntas y genera ambigüedad, abriendo múltiples posibilidades de interpretación.
A veces siento que los temas nos eligen a nosotros más que nosotros a ellos. Siempre me ha acompañado esa duda: ¿qué viene primero, el huevo o la gallina? En la poesía, muchas veces son los temas los que nos encuentran, y no al revés.
En la parte final de su libro me llama la atención un texto que funciona como una especie de “coda”, donde menciona un “giro copernicano”, como si todo lo vivido pudiera transformarse radicalmente en un instante. Me pregunto: ¿cuál fue ese giro que la impulsó a escribir este libro?
EGdelRM: Para mí, el giro fue la experiencia directa con los migrantes y la necesidad de hacer algo con esa vivencia. No puedes quedarte sin actuar. A través de los albergues y de iniciativas de carácter filantrópico y social, se pueden atender necesidades concretas pero yo sentí que también era necesario compartirlo de otra manera. Convencida de que la experiencia estética puede presentarnos al otro desde una perspectiva distinta, decidí volcar esta vivencia en la poesía.
Mi intención también es que el lector experimente un giro en su mirada, en su manera de ver lo que observa. No se trata solo de migración; están presentes temas como la mujer, la adolescencia, la existencia. Se trata de abrir la posibilidad de replantearse lo cotidiano, de detenerse y decir: “Nunca había leído esto; ¿y si me acerco?”. La tecnología actual permite consultar, investigar y profundizar más allá de lo inmediato, algo que facilita la lectura y la reflexión.
Creo que somos seres en construcción: podemos explorar nuevos caminos y afianzar los que ya hemos recorrido si nos resultan valiosos. Pero también tenemos un compromiso ético con los demás y con nuestro entorno y eso es algo que debemos asumir y vivir.
MUJER, ÉTICA Y PERIODISMO
NC: También ha mencionado dos temas que son esenciales en su labor académica: la mujer y la ética. Le haré una pregunta amplia para que nos comparta sus impresiones: ¿cómo se abordan estos temas en su trabajo académico, en la enseñanza, en la investigación, en relación con el periodismo y la ética?
EGdelRM: El tema de la mujer ha estado presente en mis proyectos de investigación y en la enseñanza, a través de la literatura, el cine o la mitología. He participado concretamente en dos proyectos de rescate de la mujer, centrados en periodos históricos específicos.
Uno de ellos fue un artículo para el libro “Mujer y Prensa Periódica en el noreste de México, 1850-1950”, en el que abordé cómo aparecía la mujer en el periódico El Siglo de Torreón, centrando mi análisis en el último cuarto del periodo estudiado (1922-1950). Fue un trabajo complejo durante la pandemia pero gracias a que el periódico estaba digitalizado pude avanzar, aunque el formato de imagen dificultaba la búsqueda directa de información.
Mi enfoque partió del concepto de representación de la mujer: cómo se conforma su autorrepresentación y cómo los periódicos reflejan esta imagen. A lo largo de los 28 años estudiados, la mujer aparecía rezagada, en roles secundarios, como secretarias o acompañantes de grupos de varones. Con el tiempo, ganaron espacio las voces poéticas, primero internacionales, luego nacionales y regionales.
El trabajo de Rafael del Río y sus colaboradores por abrir espacios culturales se refleja también en la prensa y permitió que figuras como Magdalena Mondragón, Magdalena Briones, entre otras, tuvieran visibilidad. Este proceso de reconocimiento y representación contribuye a que hoy podamos seguir avanzando en la valoración de las voces femeninas y su impacto en la sociedad.
NC: Partiendo de lo que nos acaba de compartir, me gustaría conocer su opinión sobre si la cultura y la sociedad de Torreón han cambiado significativamente en relación con la representación de la mujer. Usted ya nos habló un poco de esta evolución; ¿cuál es su perspectiva actual?
EGdelRM: Creo que hemos avanzado mucho. Hoy se escuchan más voces y las mujeres participan en ámbitos laborales, académicos y profesionales de todo tipo. Este cambio se ha trabajado en todas las esferas, especialmente en la academia, donde se han abierto espacios muy valiosos que permiten seguir avanzando hacia la equidad. Se trata de promover entornos más éticos, comprensivos y justos, no solo en términos de género, sino también en la construcción de una sociedad más incluyente en general.
CERVANTES Y EL QUIJOTE
NC: Resonancias del Quijote en el siglo XIX puede descargarse de manera gratuita. Esta serie, presentada por la Escuela de Humanidades y Educación del Tecnológico de Monterrey, busca acercar a los lectores a Cervantes, a su ingenioso hidalgo y a su fiel escudero. En el número tres, el prólogo es de su autoría, doctora. Me gustaría saber ¿por qué considera que los elementos de este personaje —su ética, su sabiduría popular y los detalles concretos de su vida— siguen siendo significativos para los lectores actuales?
EGdelRM: La cátedra Alfonso Reyes ha promovido muchas iniciativas para acercar la cultura y el legado literario a los jóvenes y esta serie del Quijote es un ejemplo, disponible digitalmente y de manera gratuita. La doctora Ana Laura Santa María me invitó a participar y a mí me tocó escribir el prólogo del capítulo de “El yelmo de Mambrino”.
Esos detalles descriptivos son importantes porque muestran cómo Alonso Quijano se transforma en Don Quijote: construye su identidad y su causa a partir de elementos concretos —su armadura, su rocín, su escudo, su escudero— y también a través de sus lecturas y aprendizajes. Hoy podemos reflexionar sobre cómo nosotros mismos podemos imaginar y construir aquello que deseamos llegar a ser, incluso si no tenemos todos los recursos; se trata de identificarlos y dar los pasos para acercarnos a ese ideal.
El Quijote nos ofrece un ejemplo de cómo presentarnos ante los demás y emprender nuestra causa con determinación, aunque parezca imposible. Su sabiduría popular resuena con nosotros en el presente, porque nos habla de las relaciones humanas, de las complicaciones de la vida cotidiana y de cómo podemos enfrentar desafíos a través de la reflexión y la imaginación.
CONSEJOS PARA LOS JÓVENES
NC: Para cerrar esta transmisión, quisiera hacer una última pregunta. ¿Qué consejos daría a los jóvenes que nos están viendo —no solo de Torreón, sino de toda la región norte de México y más allá— interesados en integrar la literatura, la historia y la ética en sus estudios? Supongo que lo primero que recomendaría es la lectura, ¿verdad?
EGdelRM: Sí, que la gente lea, sin importar el dispositivo o el género: ciencia ficción, literatura romántica, misterio… Lo importante es involucrarse en la lectura. Una obra te lleva a otra, una referencia a otra y así se va desentrañando una trama que nos enriquece profundamente.
La lectura nos permite cuestionarnos, desarrollar un pensamiento crítico, plantearnos preguntas: “¿Qué haría yo en esa situación?”. Esas preguntas afinan nuestra mirada sobre la vida y sobre lo que vamos construyendo en nuestra existencia.
A quienes tienen acceso a programas académicos, les diría que no claudiquen: no descarten las materias de humanidades. No son relleno; son un respiro para los estudiantes. Si tienen un buen profesor, estas clases los conectan como seres humanos, más allá de la contabilidad, el derecho o la química. Ojalá alguien se anime a explorar estos espacios; esa es la intención de estas entrevistas.
NC: Agradecemos a todas las personas que nos acompañaron en esta transmisión. Recibimos numerosos comentarios y queremos expresar, de manera muy especial, nuestro agradecimiento a usted, doctora Enriqueta Guadalupe, por su participación en esta edición de “Laguneros por México, Laguneros por el mundo”. Ha sido un privilegio recorrer su obra y sus recuerdos de Torreón: desde la memoria de sus calles hasta las reflexiones sobre la memoria, la muerte, los silencios y la espiritualidad, tan presentes en su poesía.
Queda pendiente una futura conversación sobre la historia de la mujer en nuestra región. Trayectorias como la suya nos recuerdan que la literatura y las humanidades son herramientas esenciales para comprendernos a nosotros mismos y al mundo que habitamos, así como para acercarnos a los otros y a nuestra sociedad. Confiamos en que esta charla inspire a la audiencia a seguir explorando, leyendo y valorando voces como la suya, que dejan una huella profunda y duradera.
Ver la trasmisión aquí
O directamente en YouTube.
***
¡Agradezco sus aportaciones en la sección de comentarios! Ten paciencia, los comentarios en esta página se moderan. Te invito también a formar parte del grupo #EscribirPoesía en Facebook. Ya somos más de 2, 000 miembros.
0 Comentarios
NO PERMITIMOS MENSAJES ANÓNIMOS. ¡Queremos saber quién eres! Todos los comentarios se moderan y luego se publican. Gracias.