Tiempo hecho corriente, un breve recorrido por algunas de mis pasiones

Agradezco al periodista Juan Noé Fernández la invitación a participar en este número especial del periódico Entretodos. En este número, correspondiente al mes de marzo, se destaca la participación y el trabajo de la mujer en diferentes ámbitos. Una invitación a reflexionar de cuánto se ha logrado y cuánto aún debemos de conquistar para la plena igualdad social entre mujeres y hombres. Las y los invito a leer el número completo dando click Aquí 

“La identidad de una persona no es el nombre que tiene, el lugar donde nació, ni la fecha en que vino al mundo. La identidad de una persona consiste, simplemente, en ser, y el ser no puede ser negado”, dice José Saramago en su "Carta abierta a la solidaridad", publicada en Lisboa en 1998. Y empiezo con esta cita porque me preocupa más el ser, ese ser que debe expandirse en los otros, más que la manera en cómo me nombran. Sin embargo, como afirma el mismo Saramago, el nombre es una obligación legal como una necesidad social. 

Partiendo de esto, digo pues, que nací en una infancia ya avanzada con el nombre de Nadia Graciela Contreras Ávalos. Con los años, y acercándome más a la escritura de mis primeros libros, opté por el nombre artístico de Nadia Contreras. Claro, hubo una revolución en casa por el hecho de portar solo el apellido de mi padre y no incluir el de mi madre. Era mi visión de entonces y la ratifico con el respeto que les debo a mis padres adoptivos. Si me preguntan cómo me gustaría llamarme, les diré que jamás hubiese escogido el nombre de Nadia, pero sí el de Alejandra, el de Gabriela o Fernanda. Mi padre dirá lo contrario y más porque el nombre de Nadia marcó una época: la gimnasta rumana, Nadia Comaneci, se dio a conocer al mundo en 1976 en los Juegos Olímpicos de Montreal, cuando con tan sólo 14 años consiguió la máxima puntuación posible en su categoría. 


Estudié en Colima la licenciatura y la maestría. En aquella época la Facultad de Letras y Comunicación ofrecía la carrera de Letras y periodismo y decidí ingresar. Me dedicaría a la literatura más que al periodismo, no obstante, trabajé muchos años en medios impresos cubriendo, incluso, nota policiaca. Era un Colima muy tranquilo, no este que vemos ahora. El Colima de hoy es un Colima convulso y la violencia, como lo fue para Torreón, no para. Cuando me vine a vivir a la ciudad de Torreón, mi estado natal era otro. La maestría la hice en Ciencias Sociales con especialidad en Educación y aquí realicé la Especialidad en Español para poder impartir clases en secundaria. 

La literatura se unió a mi actividad como docente y también como gestora cultural. Hablo de muchos años porque en estas actividades comencé demasiado joven. Incluso, mucho antes de que se universalizara el internet y, los celulares se volvieran parte de uno (eso que los especialistas llaman Síndrome del miembro fantasma, el cerebro lo asume como una parte más del cuerpo). El internet surgió y me volví loca. No había nada mejor que una página digital en la que se pudiera escribir y publicar al mismo tiempo. Antes de Blogger usé otras plataformas pero finalmente el original Blogger, no el que hace años pasó a ser parte de Google, hizo que toda esa fantasía fuera posible. Luego, las redes sociales, la escritura en comunidad; la escritura que cruza fronteras entre la palabra misma, el sonido, la voz, la música, la danza, el cine, la ciencia, el universo mismo; la intertextualidad, la intervención. Más adelante, las redes sociales, Twitter principalmente para experimentar la condensación, la poesía, la metáfora como recurso, el aforismo. Quienes nacieron inmersos en estos mundos (también con grandes desventajas) no dimensionan el verdadero significado de esas nuevas rutas y que ahora se condensan en toda la información que se comparte, desde un simple mensaje hasta una conferencia en tiempo real, un concierto, un videojuego, etc. Cristina Rivera Garza y Alberto Chimal, ahondan mucho en este tema. 

Con el aprendizaje, los riesgos, ensayo y error, fundé en 2013 la revista digital Bitácora de vuelos y en 2014, la editorial del mismo nombre en la que hemos publicado alrededor de 60 autores de México y del mundo, en habla española. La revista, al día de hoy tiene 1,669 entradas de poesía, cuento, ensayo, reseña, crónica, entrevistas, y más, también de autoras y autores en habla española. Le apostamos en esa época al libro electrónico, un formato del cual aún hay mucho por estudiar, reconfigurar, orientar hacia otras posibilidades. En 2022 comenzamos también a imprimir nuestras publicaciones. 

La academia (impartí clase por más de 20 años tanto en secundaria, preparatoria y universidad), la gestión, la edición y la propia escritura se fusionaron en algún momento. En 2021 dejé mis clases porque vine a ocupar la Coordinación de Literatura, por invitación del arquitecto Antonio Méndez Vigatá, director del Instituto Municipal de Cultura y Educación. Un lugar que, junto con mis otras tareas, me llena de gozo. Decía al principio que coincidía con José Saramago en el sentido de que más que el nombre importa el ser, ese ser que se multiplica en los demás, el ser que siembra pequeños fragmentos en las personas que lo rodean. Coincido, sí, porque para mí, eso es la literatura y de alguna manera, lo creo así, la vida me da la posibilidad de seguir contribuyendo en ello desde los diferentes momentos de la actividad personal como la escritura, la gestión a través de Bitácora de vuelos y ahora a través de la Coordinación. No hablamos simplemente de presentaciones editoriales, talleres, charlas, conferencias, ferias, encuentros literarios, ediciones, convocatorias, coloquios, festivales, sino del espacio en el que la literatura nos coloque en el lugar de los otros, y podamos analizar y comprender el comportamiento humano dentro del marco histórico al que se refiere. El escritor Orhan Pamuk, en entrevista para el diario El país, resumen de manera extraordinaria mi idea: “Escribir te hace sentir que todos los seres humanos se parecen, que los demás tienen heridas parecidas y que por eso te comprenderán... Escribo para que todo el mundo sepa la vida que hemos llevado y seguimos llevando yo, los otros, todos nosotros”.
Que el tiempo afiance la labor realizada; el tiempo sobre lo tangible, el tiempo sobre las huellas que se dejan en el mapa del quehacer literario del municipio, pero que finalmente, es universal; la literatura no tiene fronteras. Bitácora de vuelos ediciones, por otro lado, es una realidad hecha en la difusión de la obra de escritoras y escritores de México y del mundo. Vamos a seguir con esa tarea de dar voz, visibilizar principalmente la presencia femenina a través de publicaciones, charlas, podcast, videos... Junto con la disciplina de la escritura personal, y la casa (porque la casa y quienes habitan en ella, es decir, la familia, son también el cuerpo de la escritura), generar mecanismos para favorecer el desarrollo cultural en el ámbito de la literatura. Trabajo hay y no faltan fuerzas. ¡Qué vengan los desafíos! 


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