Fui al oftalmólogo. Desde hace algunas semanas las cosas comenzaron a ponerse borrosas; las cosas perdieron sus contornos. Nunca he tenido una visión muy buena, todo se oscurece muy rápido y a la falta de luz, debo agregar el poco control con los espacios. Lo que está lejos me parece cerca y lo que está cerca parece lejos. La falla en los ojos es más severa. Siempre, en esa lejanía, hay mucha imprecisión. Y esta vez, decidí acudir con otro especialista. Quería otra opinión y quizá resolver eso de la vista borrosa cuando intento mirar más allá de la punta de la nariz. Y ahí estuve, frenaba el movimiento de los ojos, porque si me cubro con la mano el ojo derecho, el otro comienza a bailar y viceversa. Solo puedo ver con los dos ojos y, si les exijo más de la cuenta, los dos inician una de las danzas más alocadas jamás vistas; un movimiento incontrolable e involuntario, horizontal, vertical, rotatorio, oblicuo o una combinación de estos. En fin, la visión en corto mejorará, dijo el doctor, solo esa; seguirá viendo un poco borroso a distancia. En síntesis, las cosas estarán ahí con poca nitidez.
Antes de entrar al consultorio me sorprendió ver tantas puertas etiquetadas con la especialidad a tratarse. Las enfermedades de los ojos me parecieron infinitas. Y yo tan ligada a una de ellas: el glaucoma en los ojos de mi padre. Fue él quien quiso despertar en mí la curiosidad por la oftalmología. Puedo decir que mucho de esta disciplina y de la medicina, me apasiona, pero no para tratar al paciente en un quirófano. Estoy segura que en lugar de retirar con precisión la parte dañada, lo partiría en dos. No por el temblor de las manos, sino por los ojos, impacientes en sus cuencas.
Definitivamente no agrada tener una visión deficiente y menos cuando convive con la condición del nistagmo. ¡Qué bien que casi todas las enfermedades de los ojos puedan curarse o controlarse y que cada vez, haya más médicos capacitados para ello! Hace algunos meses leía que, en México, de acuerdo con Salud Digna, más del 59% de la población sufre errores de refracción no corregidos; la miopía es el más común de todos y afecta principalmente a la población en edades comprendidas entre los 10 y los 29 años, el astigmatismo, es otro de ellos y se presenta en el 19.7% de la población a partir de los 6 años. Luego, opinan que estos problemas visuales se deben al uso de computadoras, teléfonos móviles y tabletas electrónicas. Agrego y puntualizo, el uso indiscriminado de estos dispositivos.
Esperaré una semana para que me entreguen los nuevos lentes. Tengo la esperanza (ustedes intuyen ya la mentira), de mirar perfectamente; por fin ese horizonte estará lleno de sorpresas perfectamente delineadas, nítidas. Texto publicado originalmente en Mujeres construyendo.
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