Nadia Contreras, poeta y directora de la Revista de Cultura Digital Bitácora de Vuelos
Se ha ido uno de los grandes de la literatura hispanoamericana. He leído una buena parte de la obra de Sergio Pitol, sobre todo sus cuentos y sus novelas. Hay, sin embargo, un libro que marcó una etapa muy difícil para mí: El arte de la fuga, publicado en 1996, por editorial Era. Y es que la vida, en ese momento, consistía en disfrazar las mentiras con recuerdos. Pitol, anticipaba la enfermedad que lo arrebataría de sus lectores, pero a mí me abrió un horizonte de posibilidades. Claro que esto, me presentó la obra de Borges, como antes, alguien que no recuerdo, me presentó la de Virginia Woolf. La cito aquí por las visiones, esas de las que Pitol, sacó la mayor de las ventajas. El recuerdo y la memoria, como el autor las plantea en este libro por medio de su narrador-personaje, fue (y es) una invitación a buscar en el “tiempo huido”. Esto fue en su momento muy fuerte para mí. Una especie de revelación. Creo que Pitol en parte, me hizo saber que un pasado sin recuerdos no debía costar tanta angustia. ¿Qué era la fuga? Esa entremezcla de tiempos, impulsos, visiones, sueños. Y ahí, la memoria, esa que “hurga en los pozos ocultos y de ellos extrae visiones”. El arte de la fuga me planteó el orden desordenado de otro caos. Estaba bien. Había insistido en catalogar el pasado-mentira como un inventario en el que importaban la fecha, el volumen, el peso, la caducidad, la cronología puntual, y ello, no era posible. El caos, comenzaría a darle forma a los contenidos de mi existencia.
0 Comentarios
NO PERMITIMOS MENSAJES ANÓNIMOS. ¡Queremos saber quién eres! Todos los comentarios se moderan y luego se publican. Gracias.