Siempre que hablamos de festejos mi pensamiento acude a la casa paterna
y a los grandes banquetes con los que nos referíamos a los cumpleaños de mi
papá, mi mamá, abuelos, tíos. Veo los manteles largos y las grandes cazuelas
con guisos o potajes. Luego la música, porque mi familia, sabe cantar. Eran las
canciones y la destreza incomparable de mi tío David en la guitarra, por
ejemplo. De tal manera debemos festejar a la poesía. Diré, desde lo más íntimo
y explosivo de mis emociones, algunas de las razones para organizar en su honor
una fiesta:
a). Me salva. Insisto en este término porque la poesía efectivamente me
ha salvado en muchas ocasiones. Me salvó del suicidio. Ahora, que el amor se
funda y yo en él, esas intenciones están muy lejos pero cuando se es mucho más
joven las puertas se cierran y es muy difícil mirar otras salidas.
b). Me ha dado muchos libros. Y los libros son hijos. Veo en cada uno,
la vida, la experiencia, la memoria, los aciertos, los tropiezos; en síntesis,
veo a la persona que soy justamente en este momento.
c). La poesía une. Y aquí hablamos de los amigos, compañeros,
colaboradores, proyectos que a la par crecen con nosotros. No sólo en el país,
si no en el extranjero. Basta una asomadita al Internet para ver cuántos
proyectos en común se realizan en torno a la poesía, cuántos festivales, publicaciones,
revistas, comunidades, etc.
d). Proyectos. Bitácora de vuelos (http://rdbitacoradevuelos.blogspot.com/) hasta el día de hoy
acumula 186 números publicados (o 186 domingos de actualizaciones); Poesía a
favor de la paz, antología virtual de poesía (https://poesiacontralaviolencia.wordpress.com/) reúne a más de sesenta
voces en torno a la paz; Poetas latinoamericanas para festejar el día
internacional de la poesía (http://rdbitacoradevuelos.blogspot.mx/2016/03/poetas-latinoamericanas-para-celebrar.html), en colaboración con
Rossy Evelin Lima, también poeta y gestora cultural; Ediciones virtuales (http://bitacoradevuelosediciones.blogspot.mx/), al principio, tipo dossier, luego en formato de
libro. Hemos publicado poesía, cuento, ensayo.
e). Viajes, participaciones en otros estados, en otros países; lectores,
seguidores, amigos y amigas que siempre brindan apoyo, consejo, etc.
f). La docencia. La primera vez que pisé un salón de clase fue para
impartir un curso de poesía. Los salones de clase son mi segunda casa desde
hace más de quince años.
g. Mi familia. Llegué a Torreón y lo primero que la ciudad me ofreció
fue presentar mi libro Lo que queda de mí
(FETA, 2003). Esta fue la manera de adoptarme, de hacerme parte ahora del
desierto, de las tolvaneras. Colima, mi estado natal, con su ingenio de altas
chimeneas, con sus campos de caña, sus jardines, sus playas, se fusionaba con
el nuevo paisaje. Una época muy triste, en parte, por ese desprendimiento y por
el desprendimiento del amor propio donde está alguien que me hizo mucho daño.
Pero la historia da sus vuelcos y brinda infinitas oportunidades. La poesía me
ha dado una familia que completa este ciclo maravilloso y me impulsa siempre
hacia adelante. Mi padre, mi madre y Alfredo, siempre a la cabeza de este
barco.
h. Destino. Hay un dios, en efecto. Pero está La Poesía.
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