La lectura es un tema
que siempre brinda mucho material para el debate. Que si leemos, que si no
leemos, que si somos de los que leemos sólo un libro o varios por año. Otro
tema que sale siempre a colación en torno a la lectura, es el formato. Lejos de
los apasionamientos, en torno a éste, no veo una batalla. Hay quienes nos
sentimos cómodos leyendo en ambos formatos, hay quienes apuestan por lo
meramente digital y quienes por lo impreso. Hablamos de una hibridación en el
acto de leer. La lectura digital es una alternativa mucho más económica e,
incluso, gratuita. Lo que verdaderamente es una batalla es la manera en cómo
las personas adultas heredamos la lectura a los más jóvenes, o cómo los
maestros la heredamos a los alumnos.
Quienes estamos frente a un grupo, o muchos grupos a lo largo del día,
sabemos que ante la tecnología tenemos muchas desventajas. ¿Cómo los maestros
podemos competir contra toda esta información a la que el alumno accede en un
minuto, a través de sus dispositivos móviles, su computadora? Información útil
o banal que por el hecho de apostar a todos sus sentidos es mucho más atractiva.
Sinceramente, el maestro debe estar a la vanguardia en el uso de la tecnología
e involucrarnos sin miedo en ese mundillo que puede darnos muchos momentos
gratos. ¿Cómo le haces para lograr que tus alumnos lean en el aula de clase?
¿Cómo se intercambian los libros? ¿Las fotocopias?, son preguntas comunes. Leer
dentro del aula de clases es un proceso que se ha simplificado.
Imparto clase en los niveles de secundaria, preparatoria y universidad.
En cada uno de estos niveles, usar computadora y dispositivos móviles (celular,
tables, ipads, lectores de libros electrónicos) son práctica cotidiana. Basta
enlazar la página donde se publica lo que queremos leer o, el libro mismo, para
comenzar la actividad y llevarla a feliz término. Manuel Gil, en su blog Antinomias Libro ( https://goo.gl/K4E2NM ) [url acortada], es muy claro: “La lectura digital está hoy en el
centro gravitatorio de las nuevas generaciones, es por ello que debatir o
pensar sobre la lectura como lo hubiésemos hecho en el pasado siglo XX carece
de sentido, estamos en el siglo XXI, aunque algunos no parecen enterarse”.
¿Qué he hecho para facilitar el encuentro de la lectura con el alumno?
Conocer y tratar de dominar cuando menos un puñado de aplicaciones que permiten
la lectura electrónica (hablo de libros o revistas). Por ejemplo: Aldiko, Moon+
Reader, Calibre. Si desean conocer otras aplicaciones les recomiendo el
artículo de Julián Marquina ( https://goo.gl/s3FzEe ) [url
acortada] que explica 16 recursos más para la lectura. La mayoría de las
librerías permiten la compra y descarga de libros electrónicos, hablo por ejemplo
de Alfaguara, FCE, Gandhi, Books on Google Play. Hay portales en internet, que
de manera legal, permiten bajar de manera gratuita una cantidad considerable de
libros electrónicos. Uno de ellos, el más visitado es Epublibre ( https://www.epublibre.org/inicio/index ). Tengo además, dentro de mis favoritos, páginas
web serias, respetuosas del autor, de buen diseño y formato como fuentes de
consulta: Ciudad Seva ( http://ciudadseva.com/biblioteca/ ), una excelente biblioteca digital de
narrativa en español o A media voz ( http://amediavoz.com/ ), portal que almacena muchísima poesía también en nuestra lengua. Lo
anterior, por supuesto que abarata costos y hace mucho más accesible la
lectura. Una lectura no solamente en libro si no en variados “multiformatos”, es
decir, “papel, digital, chats, webs, blogs, redes sociales, wattpad, wasap,
móviles, etc”.
No quiero decir que debamos jubilar al libro. Como autora les revelo que
el libro impreso es sumamente importante para mí y en algún momento les he
comentado del acervo que resguardo en casa. Digo que, como profesores, podemos
saltarnos ciertos problemas acaso de recursos y de logística: copias, cantidad
de libros, etc, y hacer una buena clase con los recursos que la internet nos
ofrece. E, incluso, llegar más allá. La mayoría de los autores contemporáneos
están presenten en la internet a través de documentales, conferencias, ruedas de
prensa, presentaciones de libros, leen su obra, dialogan con sus lectores. Nuestros
alumnos también pueden dialogar con ellos. Otro recurso: los audiolibros.
El descubrimiento, el trabajo colaborativo entre alumno y maestro, el
ejercicio de una lectura individual o grupal, son experiencias fundamentales,
gratas y enriquecedoras. Finalmente, el mundo de la imaginación no tiene
fronteras. Con lo expuesto anteriormente ¿aún hay pretextos para no leer?
Texto publicado en La vereda, periodismo cultural en línea
Imagen | Pinterest
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