#RetoPoético2020 Algunas consideraciones sobre el primer cuarteto del libro Cuatro cuartetos de T.S. Eliot


1. La tierra baldía, publicado en 1922, dará a Eliot reconocimiento definitivo. Es, a muy grandes rasgos, un poema de vanguardia en el que se busca poner orden a una “época de desintegración”. Vale la pena revisar aquí la participación de Ezra Pound en la confección final del libro. También decir de la incomodidad de Eliot ante la supresión excesiva de versos.

2. Dos décadas después publicará Cuatro cuartetos, que se separa definitivamente de la apuesta poética que se encuentra en La tierra baldía. Es, en todos los sentidos, una meditación. Los poemas que lo integran fueron publicados previamente. Verónica Grossi en su texto “Hacia una lectura de “Burnt Norton”, lo explica: “Los Cuatro cuartetos de T. S. Eliot, titulados «Burnt Norton», «East Coker», «The Dry Salvages» y «Little Gidding», publicados individualmente en Inglaterra entre 1936 y 1942, salen a la luz como libro en Nueva York en 1943 y en Inglaterra en 1944, hacia finales de su carrera literaria. El primer cuarteto, «Burnt Norton» (1936), aparece en una colección que incluye su obra temprana, un año después de la escenificación de su obra teatral en verso Muerte en la catedral. Los otros tres, «East Coker» (1940), «The Dry Salvages» (1941) y «Little Gidding» (1942), nombres de lugares de Inglaterra, tienen como fondo histórico la Segunda Guerra Mundial y los bombardeos aéreos que sufrió la Gran Bretaña”.

3. ¿Qué temas predominan?
- El tiempo, sobre todo el tiempo (así como el tiempo influye en la obra de José Emilio Pacheco).
- El sentido de la existencia.
- La crisis de la modernidad
- El principio y el fin (la paradoja del principio y fin, nacer y morir, etc.).
- La desesperanza.
- La ciudad (como motivo) y el caos.
- La eternidad (Heráclito)
- Jesucristo y la trascendencia (hay que recordar que Eliot en 1927 se convierte al anglocatolicismo, corriente tradicional y conservadora de la Iglesia de Inglaterra).

Leamos algunos ejemplos tomados de este primer Cuarteto.

El tiempo presente y el tiempo pasado
Acaso estén presentes en el tiempo futuro
Y tal vez al futuro lo contenga el pasado.
Si todo tiempo es un presente eterno
Todo tiempo es irredimible.

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Hasta llegar a la rotonda con el seto de arbustos.
Y miraron entonces el estanque drenado.
Seco el estanque, seco el concreto, pardos los bordes.

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El tiempo pasado y el tiempo futuro,
Lo que pudo haber sido y lo que ha sido
Tienden a un solo fin, presente siempre.

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Este es el sitio de los desafectos.
Tiempo antes y tiempo después
Bajo una luz dudosa: ni luz de día
Que inviste las formas con lúcida quietud
Y convierte la sombra en belleza fugaz
Con lenta rotación que sugiere permanencia,
Ni tinieblas para purificar el alma,
Tinieblas que vacían lo sensual mediante la privación
Y limpian del afecto por cosas temporales.
Ni plenitud ni vacío. Sólo un destello
Sobre las tensas caras hendidas por el tiempo,
Perturbadas en su perturbación por la perturbación,
Llenas de caprichos y vacías de sentido.
Tumefacta apatía sin concentración.

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Las palabras se mueven, la música se mueve
Nada más en el tiempo; pero lo que sólo está vivo
Sólo puede morir. Termina el habla
Y vuelven al silencio las palabras.
Sólo mediante forma y estructura
Pueden llegar a la quietud la música o las palabras
Como un inmóvil jarrón chino
Se mueve perpetuamente en su quietud.

Este último fragmento es maravilloso; retoma una de las preocupaciones del poeta: las palabras, su forma, su estructura. Aún en la quietud, se mueven. Como la música y como la estructura musical que es Cuatro cuartetos. Como dije, la forma, la estructura, pero también la imprecisión de un lenguaje que puede quebrarse en cualquier momento:

Las palabras se esfuerzan,
Se resquebrajan, a veces se rompen bajo la carga y la tensión,
Resbalan, se deslizan, perecen,
La imprecisión las deteriora, pierden su sitio, pierden su fijeza. 

Esta ruptura, es otra fragmentación más, otra imagen (su refracción), vivencia de principio a fin ya en la luz, ya en la oscuridad. La ambigüedad, por supuesto, abre la puerta hacia otro sentido poético, una nueva revelación.

4. Un estudio más profundo sobre Eliot nos lleva a su biografía; sus lecturas (de poetas metafísicos, particularmente); la postura de la literatura en los inicios del siglo XX en Gran Bretaña, su rechazo consciente al victorianismo, al romanticismo; la filiación al simbolismo; su resolución estética (vanguardista) basada en el fragmentarismo.

5. #Dato publicado en el grupo #EscribirPoesía en Facebook: La primera traducción que Pacheco hace de los Cuatro cuartetos es publicada en 1989 por el Fondo de Cultura Económica y El Colegio Nacional. Las traducciones existentes al español para ese momento eran la de Vicente Gaos en Rialp en 1951; la de José María Valverde en 1978 y la de Esteban Pujails Gesalí en Cátedra en 1987. Hay incluso traducciones de Usigli y Jiménez. La segunda traducción Cuatro cuartetos. Aproximación, edición y notas de José Emilio Pacheco corresponde a la publicada por Era (2017), en coedición con El Colegio de México. Pacheco nunca dejó de trabajar en el libro y esta última edición presenta variantes. Veamos un ejemplo:



6. Sobre la traducción poética afirma Paul Valéry: (Se trata de) traducir con medios diferentes para producir efectos análogos. Estoy revisando la segunda traducción de Cuatro cuarteros, realizada, como la primera, por José Emilio Pacheco. Pregunta: ¿Por qué una segunda traducción? ¿Un juego, una guerra con el propio lenguaje?  O como dice Octavio Paz en El arco y la lira:

Ejercicio de la libertad, la creación poética se inicia con la violencia del lenguaje. El primer acto de la operación consiste en el desarraigo de las palabras. El poeta las arranca de las conexiones y menesteres habituales: separados del mundo informe del habla, los vocablos se vuelven únicos, como si acabasen de nacer. El segundo acto es el regreso de la palabra: el poema se convierte en objeto de participación. Dos fuerzas antagónicas habitan el poema: una de elevación o desarraigo, que arranca a la palabra del lenguaje; otra de gravedad que la hace volver. El poema es creación original y única, pero también es participación y comunión. […] Poeta y lector son dos momentos de la misma realidad.

7. Para cerrar, un comentario de Marti Lelis, publicado en #EscribirPoesía: “Una de las manifestaciones de la vida, es el movimiento. Insiste Eliot en nombrar el movimiento, lo que no se mueve puede estar muerto. Así, la "red" con la que podemos capturar lo que se mueve es la forma y la estructura para poder reproducir el sonido (movimiento del aire, sucesividad, duración, además de que nada parece estar quieto en el universo y la inmovilidad es sólo aparente). En resumen, luego de terminar de leer los cinco fragmentos, me ha dado por pensar más en lo importante del presente y en lo mucho de fantasmal que tiene la vida humana al estar inmersa en el devenir; situación que intentamos remediar con las cosas que perduran: el arte, la memoria, la inmovilidad en movimiento que se nos manifiesta por medio de la forma y la estructura que subyace a la naturaleza y a las manifestaciones artísticas como la poesía y la música”.

Coda

Participé en una entrevista y abordé de manera muy breve la vida y obra de T.S Eliot. Comparto ese momento solicitando que perdonen mis errores, los equívocos que pude haber tenido a la hora de plantear conceptos o ideas. Siempre me he sentido más segura escribiendo. En fin, ojalá esa entrevista que salió al aire a través del 96.3 Radio Torreón y por invitación de Teresa Muñoz, motive acercarnos a la obra del autor.


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