POEMA DE LA SEMANA Lanzadera en una cripta (Fragmento) | Wole Soyinka




Wole Soyinka. Akinwande Oluwole, «Wole», Soyinka (Abeokuta, Nigeria, 1934), es dramaturgo, novelista, poeta y ensayista. Aparte de su ingente obra teatral (son más de veinte los dramas que se cuentan en su haber), ha escrito dos novelas, cinco volúmenes de memorias, cuatro de ensayos, así como los poemarios Idanre and Other Poems (1967), A Shuttle in the Crypt (1972), Ogun Abibiman (1976), Mandela’s Earth and Other Poems (1988) y Samarkand and Other Markets I Have Known (2002). En 1975 editó la colección Poems of Black Africa. Entre sus innumerables galardones, destaca el Premio Nobel de Literatura (1986), habiendo sido el primer escritor africano en recibirlo. Fue acusado de traición por el gobierno militar del dictador Sani Abacha en marzo de 1997 y se autoexilió de su país natal para residir en Estados Unidos, donde fue profesor en la Universidad Emory de Atlanta (Georgia). En 1999 Nigeria retornó a un gobierno civil y Soyinka fue rehabilitado. En la actualidad reparte su tiempo entre Nigeria y EE.UU. como profesor universitario.

Ujamaa


(Para Julius Nyerere)

El sudor es levadura para la tierra
no su tributo. La tierra henchida
no desea homenaje por sus labores.
El sudor es levadura para la tierra
no un homenaje para un dios en su fortaleza.
Tus manos de tierra negra desencadenan
la esperanza de mensajeros de la muerte, de
caninomanoides endogámicos que resultan
más macabros que La Parca, insaciables
predadores de la humanidad, su carne.
El sudor es levadura, pan, Ujamaa
pan de la tierra, por la tierra
para la tierra. La tierra es la gente.


Après la guerre

No ocultes las cicatrices
en la rápida destilería de la sangre
he olido
efluvios de narcóticos conocidos
no ocultes las cicatrices
El tubérculo de nuestra carne común
pisoteado hasta lo hondo de la tierra combate
la muerte, recién cinchado arremete contra el sol
mas temiendo que resulte ser una concha hueca
o que los pies de las vidas recién nacidas
se hundan en el vacío de la falsedad
no hinches la piel ajada de la tierra
para glasear las grietas del tambor
No te cubras de costras
ni hagas del dolor el lamento
de un farsante con mala lengua
su rostro una máscara de velos pintada
el aliento reseco por su propia bilis
un corazón de retazos y una sonrisa de calavera
para burlar los rigores del
exorcismo.
Grietas en la pintura. Legad
los solos latidos del duramen
a los seguidores del velatorio
recién nacidos.


(*) De Lanzadera en una cripta
Bartleby editores
Edición bilingüe, traducción y prólogo de Luis Ingelmo. 

Foto del autor: Página de Antón Castro

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