Blogs, páginas web y escritura


Soy bloguera de hueso colorado. Desde que surgió este medio para publicar en internet, comencé a trabajar en ello. Publicar en un blog, era alcanzar la otra orilla; ofrecer una producción literaria de manera casi instantánea, sin esperar a que esta formara parte de un libro, una revista, un suplemento… era una locura. Cuando ocurrió todo esto, estábamos lejos de conocer sus alcances, los cambios que se originarían en los hábitos de la lectura y la escritura. Muchos años después eliminé esos textos de experimentación virtual, no porque fueran malos, sino porque también para la web, debemos mantener cierta vigencia en los contenidos. También sucedió otra cosa: el universo se amplía cuando leemos y producimos en comunidad. El papel del escritor cambió. Dejó de ser ese escritor solitario, atormentado, como dice Cristina Rivera Garza. El autor produce mientras interactúa con otros. Una comunicación cara a cara (por ejemplo, por Skype), o a través de un foro, las mismas redes sociales. Hablo, en este medio horizontal y democrático, de una interacción entre escritores, profesionales del lenguaje, curiosos, estudiantes, etc. El lector dejó su sedentarismo para volverse nómada. Ahora elige qué leer y cómo hacerlo; elige también si se quedará en ese sitio o preferirá navegar hacia otro rumbo. Fraca de Barrera escribe: (el lector nómada no sigue la linealidad del renglón), “controla y regula su procesamiento cognoscitivo en función de los propósitos de la lectura y de las vinculaciones a que haya lugar en sus rutas de navegación ‘Hipertextual’”.
            La rapidez con la que se mueve la tecnología es inalcanzable y es imposible estar a la vanguardia. La tecnología como la vida es un futuro permanente. Cuando comenzamos a navegar sin restricción alguna, cuando el internet dejó de ser de uso exclusivo y entró a nuestras casas, el diseño y la información eran una cosa muy distinta. Blogger inauguraba una forma de escribir para la web. Si no sabíamos nada de diseño, la plataforma nos ofrecía plantillas muy sencillas para montarle una cara a nuestro sitio. Otros, sí nos dimos a la tarea de entender este nuevo lenguaje y buscamos la manera de estudiar html, más adelante, hojas de estilo y java. Las plataformas, Wordpress (que revolucionó la forma de escribir, de archivar, de documentar), Wix, el mismo Blogger, han mejorado sus funcionalidades y se vuelve más sencillo configurar, diseñar, personalizar. Las plantillas que se pueden encontrar en diversos sitios de manera gratuita o de paga, son cada vez, más organizadas, más llamativas. Páginas fijas a la pantalla independientemente del tamaño, cada vez se ven menos. Las plantillas ahora deben responder a cada dispositivo. Por otro lado, hay sitios exclusivos para descargar millones de imágenes gratuitas (Pixabay, Pexels, etc) así, como una plataforma que nos abre sin contratiempos la puerta del diseño (Canva).
            Lo difícil comienza cuando analizamos “juiciosamente” lo que todo el internet nos pone en la pantalla. Todo ese ruido, como dicen algunos, y se habla entonces de silencio. Imaginen un día de silencio en Facebook, Twitter, Instagram. Un día en que nadie diga nada, absolutamente nada. ¿Qué pasaría? Definitivamente tendríamos tiempo de dialogar cara a cara, salir a pasear, reflexionar, escribir... Tendríamos tiempo de ser nosotros mismos. Tal vez, una acción ya olvidada.
            Ese salto, que para mí inició con Blogger, originó también muchísimas escrituras sin pies y sin cabeza. Sí, en efecto, cualquiera puede publicar en Internet; cualquier puede tener un sitio e incluso mantenerlo con información tomada de aquí y de allá. No obstante, se olvidan (nos olvidamos) de la escritura misma, las ideas que la originan, el orden, la semántica o la estética. Para muchos, la ortografía está en desuso, y no es así. Parte de la comprensión del texto, de su interpretación sea analógica o analítica, recae en el uso adecuado de la ortografía y de los signos de puntuación. Escribir para la web, también nos ofrece otra oportunidad: la revisión que podemos hacer sobre lo publicado. Es decir, una vez subido el texto podemos seguir editándolo. A diferencia de lo que se imprime en papel, en la red nada es fijo. No existe la versión definitiva, acaso, sólo el deseo de cerrar ese capítulo y seguir adelante.
            Como dije antes, quienes empezamos a bloguear allá por 1999 (Google compraría Blogger en 2003) desconocíamos lo que implicaría dar clic en el botón de “Publicar”. La escritura se abría a otros espacios: los foros, los chats y la escritura, el narrar un hecho, correspondería poco a poco a la ciudadanía. A la par de los diferentes medios de comunicación, a veces adelantándose, redondeando el hecho o refutando el enfoque oficialista, la ciudadanía con el poder de “apropiarse de la información y hacerla pública”.


Foto de Porapak Apichodilok en Pexels

Texto publicado en La vereda, periodismo cultural en línea y El comentario, suplemento del periódico El comentario de la Universidad de Colima.  

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