Pienso en la escritura como un universo infinito. No sé si aplico bien el término “universo”, pero lo considero así, vivo, maravilloso, en eterno movimiento. Sin indagar en la corrección del término, la escritura es el mayor invento, incluso, por encima de la tecnología. Sin ella, ésta última no hubiese sido posible. ¿Cómo planearla, estructurarla, plasmarla? La escritura nos permite dejar huella de cada uno de los episodios de nuestra historia. Y lo mejor, a través de la escritura, si la llevamos a cabo, interpretar nuestras circunstancias. Fijar leyes claras, mejorar nuestras relaciones con los vecinos, la comunidad, la sociedad, son algunos de sus objetivos.
La tecnología, sobre todo para quienes vivimos de la escritura, es una maravilla. Abre múltiples posibilidades y gran parte de la información que se comparte es sumamente valiosa. Nos obliga también a desarrollar diversas habilidades, a mantenernos actualizados, por ejemplo, en el uso de las herramientas digitales. Pero, saliéndome de ese pequeñísimo circulo en el que caben maestros, escritores, periodistas, estudiosos… respondamos las siguientes preguntas: ¿La tecnología realmente nos ha llevado a leer más? O ¿buscamos en foros, grupos, chats, el resumen de la noticia, la síntesis, el parafraseo de aquello que deberíamos leer? ¿Verificamos las fuentes de información, analizamos, jerarquizamos, comparamos…? Un océano de información con unos cuantos milímetros de profundidad, dicen.
Volvamos a la escritura. Gracias a las redes todo mundo está escribiendo. Hablo de cualquier tipo de escritura que lleve en efecto, la articulación de un mensaje. Hay una interacción como nunca antes la hubo entre esos seres ficticios que configuramos para los otros y para nosotros mismos. Es decir: personajes de novela (a veces muy mala) en Facebook, Twitter, Snapchat… Sin embargo, lo que parece una maravilla, no lo es; la escritura es la más afectada. Un buen porcentaje de los usuarios de las redes sociales no escriben correctamente y no porque no conozcan las reglas básicas de ortografía y redacción. ¿Para qué escribir correctamente? Escribo como hablo, dicen, y el habla es coloquial. Incorrecto. La escritura se debe entender cabalmente.
Una visión fría puede ser esta: las redes sociales han perjudicado a la escritura. ¿Por qué? Sencillamente porque no seguimos las reglas. La escritura, pese a los cambios que sufre día a día, hablábamos de su condición cambiante e infinita, debe mantener ciertas normas; sin ellas, la comunicación sería un caos (como ya lo es en repetidas ocasiones). O mejor dicho, no habría comunicación, sólo frases inconexas, gritos, manoteos… Leamos un ejemplo: “Tan solo una coma puede salvar del canibalismo: no es lo mismo «Vamos a comer niños» que «Vamos a comer, niños». Tampoco es lo mismo «salir de casa» que «salir de caza» (al menos para los animales), ni ser profesora «de ingles» que «de inglés»”. El ejemplo circula en la red y tal vez lo consideren nada original, pero sirve para ilustrar el tema abordado.
Otro daño a la escritura: el afán de abreviar al máximo los mensajes (los famosos 140 caracteres en Twitter): porque (xq), te quiero mucho (tqm), retuitear (RT)... Hace días, con motivo del día del maestro recibí el siguiente mensaje: “Miss, la qm y 100pre la extraño”. Dudé al interpretar lo que mi alumna había querido decirme. Después de un rato entendí: “Miss, la quiero mucho y siempre la extraño”. Me pareció algo muy hermoso de su parte y más cuando hace tres años egresó del colegio en el que imparto clase, sin embargo, el uso inadecuado del lenguaje escrito me dejó inquieta. No le comenté nada, muy al contrario, le agradecí sus palabras. El mensaje de una amiga con la que suelo tomar café en las tardes fue el siguiente: “Ns vms dsps”. Entendí luego de un rato: “Nos vemos después”. Y pasa lo mismo cuando escriben por favor (xfa), donde (dnd), aki (aquí), etc. Ignoro si en el futuro será éste un nuevo tipo de escritura o lenguaje (espero que no), pero ahora, es sinónimo de confusión.
Irónicamente cuando tenemos más acceso a la información es cuando menos consultamos un diccionario, por ejemplo. Eso sucede en los salones de clase. Difícil que los alumnos consulten nuevas palabras o busquen su uso correcto. La tecnología no está peleada con la escritura correcta. Escribir mal parece ser una moda pero no lo es. Escribir mal es escribir mal, así a secas; dentro y fuera de las redes sociales, es importante el uso correcto de la escritura. Y como parte de estos mismos medios, tenemos variados perfiles que pueden ayudarnos a aclarar dudas ortográficas y gramaticales. Si no queremos abandonar el entorno de las redes sociales, aquí estas cinco opciones.
1. RAE informa (
https://twitter.com/RAEinforma)
La Real Academia Española (RAE), fundada en 1713, vela por el buen uso y la unidad de la lengua española, patrimonio común de 500 millones de hispanohablantes.
2. Blog de lengua (
https://www.facebook.com/blogdelengua/) también en Twitter (
https://twitter.com/blogdelengua)
El Blog de Lengua es una publicación de Alberto Bustos, profesor de Didáctica de la Lengua en la Universidad de Extremadura.
3. Fundéu BBVA (
https://twitter.com/Fundeu)
Fundación promovida por la Agencia Efe, patrocinada por BBVA y asesorada por la RAE, cuyo objetivo es el buen uso del español en los medios de comunicación.
4. Acentos perdidos (
https://www.facebook.com/acentosperdidosoficial)
Pablo Zulaica pone el foco en las tildes que faltan en textos, carteles y avisos publicitarios.
5. Ortografía para todos (
https://www.facebook.com/ortografiaparatodos)
Fomenta con humor el gusto por la buena escritura del español.
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