La otra. Revista de poesía y artes visuales |
Este poema me ha impactado y casi toda la obra poética de Julia Fiedorczuk que se puede encontrar en español. Leamos: me desperté / y era mujer / de los pies a la punta del cabello, en el que / se enredaban un montón de buenos espíritus, porque / tuve buenos sueños esa noche. / me levanté y tenía pies / y por alguna razón diez / dedos ridículamente pequeños. / la fría lluvia del aire la taza azul / el rectángulo del mundo / las nubes, los coches e incluso el viento / se referían a mí / y vine / a decírtelo / porque es una gran noticia. Es un poema de entrada muy sincero y a la vez, hace patente la maravilla de ser mujer, mujer de pies a cabeza. Y si ahondamos en su poesía nos damos cuenta de que la poeta, reivindica los amaneceres y los atardeceres, los rayos del sol, el tiempo que se ha ido y recuperamos en el instante de abrir los ojos y volver a lo que somos, a la que somos.
Aquí me detengo, en este proceso impactante. Y ¿si despertáramos y no hubiera ya recuerdos, ni siquiera, la mínima idea de qué hacemos ahí, al lado del desconocido o la desconocida, mientras el sol comienza a filtrarse a través de la cortina? Dicen que todo debe estar en orden media hora antes de despertar: los niveles de cortisol, los niveles de glucosa y, finalmente, el cerebro para que las neuronas estén perfectamente conectadas.
Finalmente
despertamos. Poco a poco, vamos completando la información que hasta ese
momento tenemos; la completo y las cosas lentamente adquieren el color y el
tiempo toma su ritmo, su cadencia, su propia melodía. El tiempo como un poema,
es decir, las palabras que dicta en su vuelo, evocando a José Emilio Pacheco. La
otra cuestión es preguntarnos para qué despertamos. Henri Michaux en el poema
“Puertas que dan al fuego”, pide un poco de tiempo más. El poeta dice: “Tiempo
inexorable que debo recorrer sin perder un minuto / ¿Quién me concederá tan
sólo uno?” Esto es: no lo desperdiciemos, no lo arrojemos como un trapo viejo y
grasiento. Recuperada la memoria de lo que somos y la idea de lo que queremos
ser, el tiempo se va de las manos. Michaux se lamenta cuando el tiempo se
centra en conflictos, cuando alguien le arranca sus posibilidades. Leamos: “Cuando
el sufrimiento se refleja en sufrimientos / cuando el sufrimiento sobre mil
espejos resuena y repercute / y todos los grados que faltan por ascender”.
La poesía, pues, en este caso, nos hace pensar y reflexionar en las cosas que dejamos de mirar. Así vamos por el mundo: ciegos. Y la palabra “ceguera” es metafórica y real. Al paisaje, por ejemplo, lo suplió la pantalla del celular. No miramos lo que sucede afuera, al otro, los otros, a la comunidad. La poesía que nos propone Julia Fiedorczuk es como despertar (despertar mujer), es decir, abrir las puertas al yo íntimo y tomar conciencia. Es este el gran secreto en el trasfondo del lenguaje.
Poemas de Julia Fiedorczuk en:
2. https://www.milenio.com/cultura/tierras-y-oceanos-un-poema-de-julia-fiedorczuk
3. https://tuplanetavital.org/actualidad-planetaria/ecopoesia-cuando-era-un-pez-de-julia-fiedorczuk/
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