Preparando mi curso de literatura digital, volví a dos proyectos que me parecen fabulosos y cambian totalmente el papel del lector. Pueden parecer lejanos (el primero de ellos se generó en 2004 y el otro, en el 2006), sin embargo, el salto es importante: el lector genera sus propias piezas. Y al momento de generarlas, abre un sinfín de posibilidades interpretativas en todos los sentidos. Esto es lo importante. Los proyectos son: Intermínimos de Ramón Dach y PAC - Poesía Asistida por Computadora de Eugenio Tisselli.
El lector, el aspirante a escritor o escritor, tienen la posibilidad de tomar la ruta que desean. En el primer proyecto habrá siempre una salida, en el segundo, un verso que corte el bloqueo. El proyecto "Intermínimos", me lleva inmediatamente a tres textos: La biblioteca de Babel, cuento contenido en El jardín de senderos que se bifurcan (1941), colección que más tarde fue incluida en Ficciones (1944), de Borges y las novelas Rayuela, de Julio Cortazar y Juego de Cartas de Max Aub. Efectivamente, los mundos imaginados de los escritores, van un paso adelante (el paso, es distancia infinita). Estos autores, sin quererlo, trabajaron las posibilidades del hipertexto. Basta recordar un poco. En el primer texto, el narrador nos sitúa en ese espacio.
"El universo (que otros
llaman la Biblioteca) se compone de un número indefinido, y tal vez infinito de
galerías hexagonales, con vastos pozos de ventilación en el medio, cercados por
barandas bajísimas y desde las cuales se aprecian las galerías inferiores y las
superiores: interminablemente. La distribución de las galerías es invariable.
Veinte anaqueles, a cinco largos anaqueles por lado, cubren todos los lados
menos dos; su altura, que es la de los pisos, excede apenas a la de un
bibliotecario normal. Una de las caras libres da a un angosto zaguán, que
desemboca en otra galería, idéntica a la primera y a todas. A izquierda
y a derecha del zaguán hay dos gabinetes minúsculos. Por ahí pasa la escalera
espiral, que se abisma y se eleva hacia lo remoto. En el zaguán hay un espejo,
que fielmente duplica las apariencias. La luz procede de unas frutas eléctricas
que llevan el nombre de lámparas. Hay dos en cada hexágono: transversales. La
luz que emiten es insuficiente, incesante".
Como sabemos, en la biblioteca
no hay dos libros idénticos, como tampoco puede haber una sola interpretación
en la escritura hipertextual. El segundo texto, aunque con sus contras... a).
El mundo en Rayuela está preconcebido, es decir, el autor lo planeó
todo muy bien desde el principio; b). El juego de Cortazar sólo ofrece dos
posibilidades de lectura: la primera consiste en leer linealmente las dos
primeras partes y obviar la tercera (capítulos prescindibles), la segunda es
seguir una lista de capítulos propuesta por el autor, en la que los
"Capítulos prescindibles" se intercalan como una suerte de
comentarios (a menudo crípticos) entre los capítulos de las dos primeras
partes; ofrece al lector la sensación de un mundo infinito así como la idea de
que es él quien lleva las riendas de la historia. Es una ilusión que funciona
perfectamente y que en el mundo hipertextual se potencializa. La novela
objeto de Aub, Juego de Cartas, puede leerse en cualquier
orden, lo que lleva a modificar el hilo conductor de la historia plasmada a
manera de breve epístola en el reverso de las cartas de una baraja. Así como
las cartas se cruzan, las historias también; se cruzan o se entrelazan en torno
a la vida de Maximo Ballesteros.
Como mencioné líneas arriba,
independientemente de la efectividad de estas novelas, como de la efectividad
de los proyectos mencionados al inicio del texto y los que se han desarrollado
recientemente, el lector decide los caminos para llegar a la otra orilla. El
lector es co-creador y por ello vitaliza aún más la existencia del texto.
Hablamos entonces de una nueva forma de leer.
Texto publicado en La vereda, periodismo cultural en línea y en el Comentario Semanal, del periódico El comentario de la Universidad de Colima.
Texto publicado en La vereda, periodismo cultural en línea y en el Comentario Semanal, del periódico El comentario de la Universidad de Colima.
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