RESEÑA La reivindicación del desnudo artístico en la fotografía. Reflexiones en torno a Piel de Luz. Destellos del erotismo de Armando Monsiváis Saldaña, por Nadia Contreras


El R. Ayuntamiento de Torreón y el Instituto Municipal de Cultura y Educación reafirman su compromiso con la difusión del arte y la cultura a través de la publicación de Piel de Luz. Destellos del erotismo (Instituto Municipal de Cultura y Educación, 2024) de Armando Monsiváis Saldaña. Esta obra, centrada en la fotografía, reivindica el cuerpo desnudo como un territorio de belleza, expresión y dignidad. Desde sus orígenes, el arte ha sido un reflejo de la humanidad y sus complejidades, y dentro de sus múltiples manifestaciones, el desnudo artístico se erige como una de las formas más sublimes de exploración estética, simbólica y filosófica del cuerpo humano.

El desnudo artístico permite una introspección sobre la relación entre la materialidad del cuerpo y la espiritualidad que se proyecta a través del arte. Desde la antigüedad hasta la actualidad, esta forma de expresión ha sido un medio para explorar las emociones humanas, los cánones de belleza y las transformaciones culturales en torno a la percepción del cuerpo. En la fotografía, el desnudo ha sido abordado por artistas que lo entienden no como un objeto de deseo, sino como un lenguaje visual cargado de significados. Este libro, al situarse en esta tradición, ofrece una propuesta que dignifica y enaltece el cuerpo, convirtiéndolo en un ente simbólico que dialoga con la luz y la sombra, con la forma y la textura, con la emoción y la introspección.

A través de su estructura y composición, esta propuesta artística se convierte en un espacio de convergencia entre la fotografía y la literatura, el ensayo, la reflexión, la poesía. La inclusión de textos de María del Rosario Varela Zúñiga, Patricia G. Santiago, Adriana Vargas, y Nadia Contreras que acompañan las imágenes amplía las posibilidades interpretativas y otorga nuevas dimensiones semánticas a cada representación visual. Esta combinación de lenguajes enriquece la percepción del lector-espectador, permitiéndole adentrarse en una narrativa en la que el cuerpo no solo es imagen, sino también palabra, pensamiento y resonancia simbólica.

En la prehistoria, las representaciones del cuerpo humano en estatuillas y pinturas rupestres ya evidenciaban una visión del erotismo asociada a la fertilidad y lo sagrado. En civilizaciones como Egipto, Grecia y Roma, el desnudo se exaltaba en esculturas y frescos que representaban la belleza ideal del cuerpo humano. Durante la Edad Media, la visión del erotismo fue censurada por influencias religiosas, limitando su expresión a ámbitos clandestinos. No fue sino hasta el Renacimiento que el desnudo retomó su papel como objeto de admiración estética, con artistas como Miguel Ángel y Leonardo da Vinci explorando la anatomía con una mirada científica y artística. En los siglos XIX y XX, con el desarrollo de la fotografía, el erotismo encontró un nuevo medio de expresión que, lejos de la censura, comenzó a consolidarse como un género artístico por derecho propio.

El filósofo Georges Bataille destaca que el erotismo implica una transgresión de las normas sociales y culturales, permitiendo a los individuos cuestionar y desafiar las estructuras que regulan la vida social. A través del acto erótico, las personas pueden expresar deseos reprimidos y experimentar una ruptura con las reglas establecidas, lo que conduce a una mayor autoconciencia y crecimiento personal. El concepto de deseo está intrínsecamente ligado al erotismo. El filósofo argentino Darío Sztajnszrajber, en su obra El amor es imposible. Ocho tesis filosóficas, deconstruye la idea del amor y reflexiona sobre seis conceptos relacionados con el erotismo, analizando cómo el deseo y la pasión influyen en las relaciones humanas y en la construcción de la identidad. La seducción es otro aspecto fundamental del erotismo. Estudios filosóficos han explorado cómo el deseo se vincula con una atracción que va más allá de lo físico, involucrando elementos psicológicos y emocionales que enriquecen la experiencia erótica.

El siglo XX vio el auge del erotismo en distintas disciplinas artísticas. La pintura, la literatura y la fotografía exploraron con mayor libertad el cuerpo humano, desafiando tabúes y normas sociales restrictivas. Movimientos como el surrealismo y el simbolismo incorporaron el erotismo como un componente esencial de su estética, generando nuevas formas de representación del deseo, la sensualidad y la identidad. Hoy en día, el erotismo en el arte se ha expandido a múltiples formatos, integrándose en el cine, la performance y la cultura digital. Piel de luz se inserta en este panorama contemporáneo, ofreciendo una interpretación del desnudo que dialoga con la tradición artística y con las sensibilidades modernas sobre el cuerpo y su presencia en el espacio público y privado.

México tiene una rica tradición en la fotografía erótica y en el arte del desnudo. Desde los trabajos de Manuel Álvarez Bravo hasta la contemporaneidad de artistas como Graciela Iturbide y Flor Garduño, el desnudo en la fotografía mexicana ha sido una exploración de la identidad, el cuerpo y la sensualidad sin caer en la cosificación. En este sentido, esta obra de Monsiváis se inscribe en esta línea de pensamiento, donde la cámara capta no solo la superficie de la piel, sino también la expresión de una interioridad que se vuelve luz y sombra, gestos y silencios.

El respaldo de las instituciones culturales a proyectos como Piel de luz. Destellos del erotismo, es fundamental para impulsar el arte y la diversidad estética, garantizando espacios sin censura donde surjan propuestas innovadoras. Al abordar el desnudo con una mirada respetuosa, estas iniciativas trascienden el tabú y fomentan una educación visual que reconoce el cuerpo como un territorio de significado, memoria e identidad. Además, promueven el diálogo sobre su dimensión simbólica, política y emocional, ofreciendo una visión alternativa frente a los estándares restrictivos de la imagen corporal. Al visibilizar la conexión entre cuerpo y expresión personal, contribuyen a una mayor aceptación de la diversidad y amplían discursos sobre género, identidad y libertad creativa. En este sentido, el papel de las instituciones no solo consiste en facilitar recursos, sino en validar el arte como un medio de transformación social que desafía paradigmas y enriquece el imaginario colectivo.

Texto leído el día de ayer durante la presentación de este libro en Galería del Instituto Municipal de Cultura y Educación. La mesa estuvo conformada por Graciela Álvarez, Nadia Contreras y el autor. 06 de febrero de 2025.

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