Este poema surge de la colaboración con los lectores, quienes sugieren temas y palabras a través de mi página de Facebook o de manera personal. Es una invitación a crear juntos, donde sus ideas influyen en el poema. Así nace el hashtag #PoemaASolicitud, que refleja esta conexión entre autor y lectores. Te invito a que compartas también tus creaciones en el apartado de comentarios. Ten paciencia, una vez moderadas, se publicarán.
Siempre al gran José Emilio Pacheco
El tiempo no se detiene.
Cada segundo —¿lo oyes?—,
es un murmullo,
una sombra sin más doblez
que el polvo en la corriente.
¿Importa, acaso, lo que forjamos hoy?
En algún rincón, alguien nos mirará
con la condescendencia del futuro:
“Escriben sobre la eternidad
mientras todo se desmorona”.
Las ciudades, las plazas,
los parques, los cuerpos... exhalan,
y nadie escucha.
¿Qué somos frente a la historia?
¿Quién recuerda el verdor de los jardines
cuando las aceras solo ofrecen concreto?
Nos deslizamos en el río del tiempo,
con la prisa de lo efímero.
Nada permanece, dicen.
Pero, ¿qué queda realmente?
¿La oscuridad del sol
en una tarde cualquiera?
Y, aun así, escribimos.
Tal vez la poesía sea eso:
el alma en su fervor,
desesperada por hilvanar
la trama de lo inútil.
Fotografía de Pexels.
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