La poesía de Nadia Contreras es esa materia negra que pesa tanto, que al cambiar de lugar y forma, deja un vacío, pero no un vacío hueco, más bien uno hermoso que ha nacido del silencio, después de arrojar la palabra a los ojos y al corazón.
Hay una belleza de todo lo que ha dejado de ser, una cauda impresa con una fuerza devastadora como gran cometa en el cielo.
“El poema para sanar y levantarse”, escribe y nos lleva a la alegría de pensar el lenguaje poético como el alivio a la vida, a la mirada del presente, nos entrega un futuro lleno de promesas; en los versos de “Quedará el vacío”, hay un porvenir brillante, cercano al sol y al corazón del hombre bueno.
Hace un cálculo entre la interacción de los versos, una matemática del aliento, del golpe y de la presencia de cada palabra, sabe cuál es el resultado de la suma o resta en la poesía, es precisa, un láser de signos, un metrónomo la acompaña en cada poema; la exactitud de la poeta es el salto del clavadista, la pirueta perfecta de la gimnasta, nos deja temblando después de un verso como “los caminos funden y los latidos calcinan las alas”. Leer más
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